Psalms 143

Cántico de victoria

1
1. Las palabras contra Goliat, aunque faltan en el texto hebreo, figuran en casi todas las versiones y varios indicios nos parecen confirmar que este Salmo triunfal se refiere a aquel episodio (versículos 1 y 10). Claro está que no es el joven pastor de Belén quien lo compuso entonces sino más tarde el rey, agradecido, y hallándose sin duda frente a nuevos adversarios (versículos 5-7). Las palabras: mi piedra (¿la de la honda?) y: adiestra mis manos, etc., bien parecen ser, como el cántico de los versículos 10 ss., un comentario a las que pronunció David frente a Goliat: “y conocerá toda esta multitud que el Señor salva sin espada ni lanza, porque Él es el árbitro de la guerra y Él os entregará en nuestras manos” (I Reyes 17, 47). Hay también importantes ecos del Salmo 17.
De David.
Bendito sea Yahvé, mi piedra;
Él adiestra mis manos para la pelea,
mis dedos para la guerra;
2
2. De acuerdo con lo que sostiene Calès y otros autorizados críticos, hemos traducido como la versión siríaca. Mi alcázar : El hebreo, la Vulgata, el nuevo Salterio y muchos modernos dicen: mi misericordia y mi alcázar; lección que no es segura y que además altera el metro y aun el contexto.
Él es mi alcázar y mi libertador,
el broquel con que me cubro;
Él es quien me somete los pueblos.
3
3 s. Cf. Salmos 8, 5; 38, 6; 61, 10; 101, 12; Job 8, 9; 14, 2. Preferimos traducir hijo de hombre , como ocurre muchas veces en Ezequiel (cf. Ezequiel 2, 1 y nota) dejando para el Mesías la expresión Hijo del hombre por antonomasia que, como observan los expositores, Jesús se aplicó siempre a Sí mismo con trascendencia escatológica según Daniel 7, 13. Cf. nota.
Yahvé ¿qué es el hombre
para que de él te ocupes,
el hijo de hombre para que pienses en él?
4El hombre es semejante al soplo del viento;
sus días, como sombra que pasa.
5
5 ss. “Se describe la venida del Señor como una tempestad vehemente” (Páramo). Cf. Salmos 17, 8 ss.; 9, 2 ss.; 28, 1 ss. y notas. Meditemos el contraste entre esta tremenda majestad, que recuerda el Salmo 28, y el humilde silencio con que el Mesías vino a Belén. Cf. Isaías 49, 7; 51, 1 ss.
Oh Yahvé, inclina tus cielos y desciende;
toca los montes y humearán.
6Arroja tu rayo y dispérsalos,
asesta tus flechas y desconciértalos.
7
7. Cf. Salmos 17, 7; 137, 7. La gente extranjera: según lo expuesto sobre la fecha del Salmo, son ante todo los filisteos, que eran advenedizos desde las islas del Mediterráneo (Amós 9, 7; Jeremías 47, 4), y en general todas las naciones de origen pagano (Salmos 46 y 65, etc.).
Extiende tu mano desde lo alto y arrebátame
sálvame de las muchas aguas,
del poder de gente extranjera,
8que con la boca habla mentiras,
y con la diestra jura en falso.
9
9. El cántico nuevo es lo que sigue (versículos 10-14), como se ve en el versículo 11, en que da por recibido lo que pide en el versículo 7 s. y pinta la prosperidad mesiánica de Israel, como es frecuente (cf. Salmo 71 y notas), por lo cual no se ve la necesidad de considerar a este fragmento como otro Salmo agregado e inconexo, ni de atenerse a otras versiones (cf. versículo 12 ss. y nota).
Quiero cantarte, oh Dios, un cántico nuevo,
con el salterio de diez cuerdas te cantaré:
10
10. De la fatal espada de Goliat (I Reyes 17, 51; 21, 9).
“El que da la victoria a los reyes,
que salvó a David, su siervo,
de la fatal espada,
11me ha salvado y me ha librado
de la mano de gente extranjera,
que con la boca habla mentiras
y con la diestra jura en falso.
12
12 ss. Nuestros hijos : Así en lo restante y en vez de cuyos hijos que dice la Vulgata. Ya San Jerónimo observó la radical diferencia que se origina de esta versión en primera persona. Todo lo que en los versículos 12-15 se dice allí de los enemigos de Israel, se aplica de este modo a los israelitas. Cf. Salmo 71, 13 y nota.
Nuestros hijos son como plantas
que crecen en la flor de su edad;
nuestras hijas, como columnas de ángulo,
talladas para adorno de un palacio.
13Nuestros graneros están llenos,
rebosantes de toda clase de frutos.
Nuestras ovejas, mil veces fecundas,
se multiplican a miríadas
en nuestros campos;
14nuestros bueyes son robustos.
No hay brechas ni salidas
en nuestros muros
ni llanto en nuestras plazas.”
15
15. El cántico nuevo parece terminar en el versículo 14, aunque también podría continuarse aquí. De todas maneras y en todas las versiones puede verse en esta doble exclamación un corolario en que el salmista destaca, al modo de Jesús en Lucas 11, 28 (cf. Lucas 10, 20), que ninguna bienaventuranza se iguala a la de ser el pueblo de Dios. Cf. Salmos 32, 18; 145, 5.
Dichoso el pueblo que tanto tiene;
dichoso el pueblo cuyo Dios es Yahvé.
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